No por mucho jugar, vas a ser más listo. Ésta es, o al menos eso parece, la conclusión a la que han llegado investigadores británicos a raíz de un estudio sobre los juegos de agilidad mental. Promocionado por la BBC, el estudio señala que este tipo de juegos no hace al jugador más inteligente y que, probablemente, tengan los mismos efectos que, por ejemplo, navegar por la red por el mero hecho de entretenerse.
El estudio, publicado recientemente en la revista "Nature", ha analizado un total de 8.600 personas de entre 18 y 60 años, que dedicaron alrededor de 10 minutos, tres veces a la semana, a estos juegos. Las personas objeto de análisis, fueron divididos en tres grupos. El primero de ellos, partició en juegos de razonamiento, planificación y resolución de problemas. El segundo, se dedicó a agilizar la memoria, las habilidades matemáticas y visuales. Y, por último, el tercero sólo navegó por internet. Las conclusiones a las que se llegaron eran que si bien los dos primeros grupos experimentaron un ligero aumento de destreza, no hubo cambios en la capacidad intelectual.
Así pues, parece ser, que por mucho que nos quieran vender la moto, nuestro cerebro va a seguir siendo el mismo. Eso sí, los investigadores han señalado que pese a este estudio pionero, aún se necesitan más para saber, exáctamente, el modo en que estos juegos nos afectan.
Ver | ABC
El estudio, publicado recientemente en la revista "Nature", ha analizado un total de 8.600 personas de entre 18 y 60 años, que dedicaron alrededor de 10 minutos, tres veces a la semana, a estos juegos. Las personas objeto de análisis, fueron divididos en tres grupos. El primero de ellos, partició en juegos de razonamiento, planificación y resolución de problemas. El segundo, se dedicó a agilizar la memoria, las habilidades matemáticas y visuales. Y, por último, el tercero sólo navegó por internet. Las conclusiones a las que se llegaron eran que si bien los dos primeros grupos experimentaron un ligero aumento de destreza, no hubo cambios en la capacidad intelectual.
Así pues, parece ser, que por mucho que nos quieran vender la moto, nuestro cerebro va a seguir siendo el mismo. Eso sí, los investigadores han señalado que pese a este estudio pionero, aún se necesitan más para saber, exáctamente, el modo en que estos juegos nos afectan.
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