viernes, 9 de abril de 2010

¿Por qué son peligrosas las anfetaminas para combatir la obesidad?

Hasta no hace mucho tiempo, uno de los medicamentos más comunes para tratar a los pacientes con obesidad eran los compuestos con anfetaminas y otras drogas.

Posteriormente se descubrió una gran cantidad de efectos nocivos de estos preparados y las anfetaminas fueron prohibidas para el tratamiento de esta patología.

Aún así, muchos “profesionales” las siguen recetando acompañadas de otros medicamentos que también requieren un estricto control médico como los antidepresivos, laxantes, sedantes y diuréticos.

A excepción de la sibutramina y el orlistat, que son los únicos medicamentos aprobados para tratar la obesidad, las anfetaminas generan adicción muy rápidamente y causan más problemas que beneficios.

Si el paciente obeso no está rigurosamente controlado por un profesional, el uso de medicamentos no permitidos puede llevar a la muerte.

Los antidepresivos, ansiolíticos y sedantes que se dan en combinación con las anfetaminas pueden aliviar momentáneamente las emociones negativas del obeso pero no sirven como tratamiento efectivo.

Las causas de todos estos problemas siguen allí, latentes bajo tanta droga. Estos medicamentos sólo pueden ser recetados por un médico especialista y en general se administran como complemento de una terapia multidisciplinaria (con la participación de psicólogos, nutriólogos y médicos especialistas en reducción de peso).

Como las anfetaminas generan adicción, el paciente suele padecer serios efectos al dejar de consumirlas que dan como resultado la recuperación del peso perdido.

Los síntomas que se presentan corresponden con un síndrome de abstinencia: aparecen problemas psicológicos, físicos e incluso neurológicos.

El malestar general que aparece hace que la persona generalmente vuelva a los viejos patrones de alimentación poco saludables y comience a ganar peso. En poco tiempo vuelve al peso inicial e incluso puede superarlo.

La angustia, la ansiedad y la falta de ánimo son síntomas muy comunes, también es habitual que la persona se vuelva irritable, inestable y tenga dificultades para conciliar el sueño.

Entre las complicaciones físicas se encuentran los problemas cardiovasculares como la hipertensión arterial y la taquicardia. Cuando se han consumido anfetaminas por mucho tiempo las complicaciones pueden ser muy severas.

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