domingo, 18 de abril de 2010

Una esperanza para los diabeticos


En EE.UU. crearon un páncreas artificial. Permitirá regular con precisión el nivel de glucosa en sangre. Fue probado con éxito.
Un páncreas artificial que regula con precisión el nivel de glucosa en la sangre se ha ensayado con éxito en once pacientes diabéticos en el hospital General de Massachusetts (EE.UU.). El dispositivo, aún en fase de desarrollo experimental, promete mejorar la calidad de vida de las personas con diabetes tipo 1, la forma más grave de la enfermedad. Además, promete prevenir complicaciones de salud graves en pacientes con diabetes inestables, es decir, quienes no consiguen regular bien su nivel de azúcar en la sangre con las terapias actuales.
“Esperamos que un páncreas artificial portátil esté disponible para los pacientes en cinco años”, ha declarado por correo electrónico Steven Russell, médico del hospital de Massachusetts y coautor de la investigación. La diabetes tipo 1, que suele iniciarse en la infancia, se debe a la destrucción de las células del páncreas que producen insulina, la hormona que contrarresta el exceso de azúcar en la sangre. La incapacidad de regular bien el azúcar causa daños en las arterias que pueden desembocar en problemas de salud graves como enfermedades cardiovasculares, problemas renales o ceguera.
El páncreas artificial es un avance que esperan desde hace años médicos y asociaciones de pacientes. Los dispositivos ensayados en los últimos años no han logrado evitar hipoglucemias, es decir, descensos peligrosos del nivel de azúcar en la sangre. El dispositivo desarrollado en la Universidad de Boston y ensayado en el hospital de Massachusetts introduce varias mejoras respecto a los proyectos anteriores. Consta de tres elementos: un sensor que mide la glucosa cada cinco minutos; un software que analiza los datos del sensor, y una bomba que, siguiendo las instrucciones del software, inyecta dosis precisas de las hormonas insulina (rebaja el nivel de azúcar) o glucagón (lo eleva). Gracias al glucagón, los investigadores han conseguido evitar las hipoglucemias que se observaban con aparatos que sólo administraban insulina.
Otra ventaja sustancial respecto a intentos anteriores es el nuevo programa informático que decide las cantidades de insulina y glucagón que se deben inyectar. Por ahora, el páncreas artificial aún no es portátil y ha tenido que ensayarse en un hospital. El sensor de glucosa estaba conectado a una vena del brazo. El software estaba cargado en un ordenador. Y las bombas de insulina y glucagón inyectaban las hormonas a través de un catéter en el abdomen.
Pero el objetivo es miniaturizarlo.
“El dispositivo que tenemos en mente será portátil”, informa Russell. “Incorporará un sensor de glucosa insertado bajo la piel que se comunicará de manera inalámbrica con una bomba del tamaño de un móvil que administrará insulina y probablemente glucagón. La bomba llevará un chip con el software que decidirá las dosis”.
En este primer estudio del páncreas artificial, once pacientes diabéticos han permanecido ingresados durante 27 horas en las que han tomado tres comidas ricas en carbohidratos. El próximo estudio, que se iniciará en mayo, incluirá un número mayor de pacientes que permanecerán ingresados durante 48 horas.

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