En los últimos años se ha ido incrementando la preocupación por la violencia en los adolescentes, lo que ha llevado a problemas muy grabes difíciles de afrontar en muchos colegios e institutos.
La adolescencia es una etapa en la que el joven experimenta grandes cambios de personalidad. Se producen cambios de conducta e inestabilidad emocional, son jóvenes con mucha energía que han de aprender a controlar sus impulsos. Es una etapa en la que están formando su identidad, por lo que sus futuros comportamientos dependerán en gran medida de cómo superen todos estos cambios.
La actitud de los jóvenes ha sufrido cambiaos negativos pasando de ser rebeldes y no respetar nada ni nadie a convertirse en una amenaza física para su alrededor, provocando disturbios y llegando incluso a la agresión tanto de compañeros como del personal docente.
Los motivos que pueden llegar a que un joven se convierta en una amenaza son variados. Existen casos en que el adolescente se convierte en una persona violenta por no haber controlado desde la infancia un temperamento que tiende a la violencia. También pueden ser creados pos la convivencia en un entorno familiar violento, ya que los niños actúan por imitación y el ambiente condiciona la conducta. Por eso es importante que los niños víctimas o testigos de agresiones reciban ayuda psicológica de un profesional. Si a lo anteriormente mencionado le añadimos el consumo de drogas y/o alcohol, una familia más preocupada en el trabajo que en sus hijos,… todo esto son factores decisivos que repercuten en los adolescentes.
Vivimos en un tiempo muy complicado y que no se detiene por nada ni nadie, en el que olvidamos en muchas ocasiones que es lo importante en la vida y nos dejamos llevar por las masas y por lo que la sociedad en ese instante demanda. Llegado un momento en la vida hay que detenerse un segundo a pensar y no olvidar que nuestros actos repercuten en las personas que tenemos a nuestro alrededor.
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