miércoles, 17 de febrero de 2010

Algo más que un mal sueño




Que los niños tengan pesadillas mientras duermen es algo más o menos habitual entre todos. Lo que ya no es tan común son los terrores nocturnos, un trastorno del sueño caracterizado por presentar conductas anormales durante el mismo, que padecen un 3% de los niños en edades comprendidas entre los 4 y 12 años de edad. Pero ¿cómo saber si el niño sufre terrores nocturnos o tan sólo pesadillas?, ¿a qué se deben?, ¿cómo tratarlos?

Origen de los terrores nocturnos

Según una investigación del Doctor Bich Hong Nguyen, publicada por la revista Pediatrics, los orígenes de los terrores nocturnos apuntan a factores genéticos; es decir, que se podría decir que son hereditarios y que vienen determinados por los genes, aunque en el estudio no se identificó ningún gen en concreto como causante.
Otros expertos señalan que estos episodios se desencadenan a raíz de sufrir hechos traumáticos (como un accidente o un divorcio, entre otros), estrés o, incluso falta de sueño, fiebre o tras la toma prolongada de medicamentos.

Diferenciar una pesadilla de un terror nocturno

Los terrores nocturnos son similares a las pesadillas o, al menos, pueden parecerlo a simple vista. Sin embargo, tiene una serie de características que lo diferencian claramente.
Este trastorno en el sueño tiene lugar en la fase no Rem o no profunda, que se da en los primeros momentos del sueño, entre la hora y media y tres horas después de dormido. Se trata de una fase con muy poca actividad cerebral, por lo que el niño tardará más en despertarse que con una pesadilla y, al hacerlo, no recordará nada, en contra de lo que sucede en el otro caso. Además, la sensación posterior más que de miedo(porque no puede recordar) es de angustia y de ansiedad. El niño puede experimentar una gran agitación, nerviosismo y sudor, en el mismo momento, y puede desarrollar una mayor irritabilidad o miedo a dormirse a largo plazo.

¿Qué hacer ante esta situación?

Los padres de niños que sufren este trastorno saben muy bien que no es fácil sobrellevarlo. Provoca mucha angustia ver que un hijo lo está pasando mal, no puede despertarse y tampoco puedes hacer mucho para ayudarle. Pero si se adopta una postura de tranquilidad y conocimiento hacia el problema, se puede seguir una serie de consejos que favorecerán la seguridad del pequeño:
  • No se debe hablar ni despertar al niño durante ningún episodio de terrores.
  • Esperar que terminen de forma natural.
  • Considerar si existen circunstancias externas que estén provocando esta patología.
  • Otra solución, que puede ser bastante eficaz, es interrumpir el sueño antes de que se produzcan. Dado que sabemos que siempre ocurren en las primeras fases del sueño, y la hora suele coincidir, los padres pueden aprovechar esto para despertar al pequeño antes de que comiencen los episodios y así evitarlos.
  • Por último, aunque no sea fácil, lo mejor es no preocuparse ya que los terrores nocturnos suelen desaparecer espontáneamente con el paso del tiempo. Si no sucede así, o el trastorno comienza a darse de forma constante, lo adecuado es acudir al pediatra o a un psicólogo infantil que pueda tratarlos.





0 comentarios:

Publicar un comentario

 

Publicidad

Salud y poco más Un blog perteneciente a Blogs y poco más